En el sistema penal chileno, el homicidio se clasifica en varias figuras según las circunstancias. El homicidio calificado ocurre cuando hay alevosía, ensañamiento, premeditación o promesa remuneratoria, y la pena varía entre 15 años y un día hasta presidio perpetuo calificado.
El homicidio simple se da cuando no hay agravantes, con penas de 5 a 15 años. El parricidio implica la muerte de un familiar cercano, como padre, madre o cónyuge, y su pena también va de 15 años a presidio perpetuo calificado.
El femicidio es el asesinato cometido por un hombre contra una mujer con la que haya tenido una relación afectiva o sexual, con penas similares de 15 años a presidio perpetuo calificado. Estas figuras buscan sancionar con mayor severidad los crímenes que atentan contra la vida, especialmente en contextos familiares o afectivos.