La copropiedad inmobiliaria es un régimen que combina la propiedad privada exclusiva con la propiedad común compartida. En este sistema, los propietarios tienen dominio exclusivo sobre sus unidades (como departamentos o estacionamientos) y una parte de los bienes comunes (como pasillos, ascensores o terrenos). Este modelo ha facilitado el desarrollo de proyectos inmobiliarios en Chile, como edificios, oficinas y centros comerciales.
Entre los beneficios de este régimen se incluyen la reducción de costos en la adquisición y mantenimiento de las áreas comunes. Sin embargo, también existen desventajas, como la convivencia con personas de diferentes hábitos y la obligación de acatar decisiones mayoritarias en el condominio, lo que limita la libertad individual.
En Chile, la copropiedad inmobiliaria está regulada por la Ley Nº 19.537 y el Decreto Supremo Nº 46 de 1998. La ley establece que cada condominio debe contar con un reglamento de copropiedad, elaborado por el propietario inicial, que regula el uso y administración de los bienes comunes. Además, se crean órganos de decisión y administración para mantener el orden y las buenas relaciones entre los copropietarios, evitando conflictos sobre el uso de los bienes comunes.